3.2. Hacia la convergencia
La generalización de las tecnologías digitales ha difuminado de manera progresiva las fronteras que separaban la educación virtual de la presencial, hasta el punto de que los dos modelos tienden hoy a converger (Sangrà, 2010). No solo porque se hayan desarrollado modalidades de aprendizaje mixto (blended learning), sino, sobre todo, porque la innovación educativa favorecida por la tecnología tiende a introducirse en los dos modelos. Esto los hace cada vez más cercanos en aspectos clave: mayor protagonismo del alumno, evolución del rol del docente hacia una función de guía, incremento y diversificación de los contenidos y las fuentes de información, y centralidad de la interactividad, el trabajo colaborativo y las dinámicas participativas, en detrimento de modelos unidireccionales y transmisivos.
La educación en línea, escasamente interactiva en sus inicios, ha ido incorporando herramientas, espacios y dinámicas colaborativas. Por mucho que se mantenga la distancia física, la comunicación, la interacción y el apoyo humano de las interacciones cara a cara están también presentes hoy en los entornos virtuales. La frialdad y el aislamiento atribuidos a los primeros desarrollos de la educación electrónica ya son historia: hoy el aprendiz es un actor participativo y multiconectado, inmerso en un océano de relaciones.
A su vez, las herramientas digitales están cada vez más presentes en la enseñanza presencial. Como señala Ros (2011), la tecnología ya no es patrimonio exclusivo de la formación en línea, sino que toda modalidad formativa tiende a incorporarla. La virtualidad está presente de manera cada vez más generalizada en la actividad diaria de enseñar y aprender, al igual que lo está en otros ámbitos de la vida.
Así pues, en un escenario en el que el uso intensivo de la tecnología está presente en todas las modalidades de aprendizaje, las competencias del estudiante virtual y las del estudiante en modalidades presenciales tienden a aproximarse cada vez más. Dominar el uso de las principales herramientas sociales, comunicarse y gestionar contenidos a través de las mismas, trabajar de manera colaborativa en un entorno en línea o ser capaz de encontrar información relevante mediante un buscador especializado son habilidades básicas tanto para el estudiante en línea como para el estudiante de unos estudios presenciales.