4.7. Personalización del aprendizaje
La confluencia de las diferentes tendencias del aprendizaje mediadas por la tecnología que hemos presentado tiende a favorecer unas formas de aprendizaje cada vez más flexibles y personalizables. Como hemos visto, el aprendizaje es cada vez más un proceso autogestionado por el propio estudiante, y está cada vez menos estructurado o dirigido únicamente por la institución educativa o la figura del docente. Adopta, además, un cariz más informal y se abre a nuevos contextos y redes de relación que rebasan los límites tanto del aula física como del campus virtual.
Todas estas transformaciones van en una misma línea: el empoderamiento del estudiante. Este, cada vez dotado de más medios, autonomía y habilidades, y más emancipado de controles y limitaciones externas, llega a ser el auténtico protagonista y rector de su propio proceso de aprendizaje. Un aprendizaje altamente personalizado y autodirigido se hace también más flexible para irse adaptando y reorientando en función de las necesidades que tenga la persona en cada etapa de su vida.
En este contexto, adquieren gran importancia los denominados entornos personales de aprendizaje o PLE. Un PLE se puede definir como el conjunto de herramientas, fuentes de información, conexiones y actividades que cada persona utiliza asiduamente para aprender(Castañeda y Adell, 2013). Se trata, en otras palabras, de un entorno centrado en el alumno, que incorpora las herramientas, servicios, contenidos, datos y personas involucrados en su proceso de aprendizaje (Casquero, 2010).
El PLE es el espacio donde la educación formal confluye con las otras actividades de aprendizaje, no formales o informales, que la persona desarrolla en los otros ámbitos de su vida, como el trabajo, el ocio o las relaciones sociales. Lejos de tratarse de un entorno estandarizado, como las aulas virtuales clásicas, el PLE es más bien un conglomerado de herramientas, de contenidos, de contactos y de relaciones generados de manera personal, autónoma y poco planificada. Constituyen, en este sentido, entornos idóneos para que emerja el aprendizaje informal (Ros, 2011). Si bien los PLE han existido siempre, las nuevas herramientas digitales potencian extraordinariamente su alcance y potencial.